El recuerdo de lo que amaba de mi cuando estabas conmigo.

La tristeza de un corazón que vive bajo un puente, 
con unas lágrimas de mas, una felicidad de menos, 
una soledad fija que practica. 
El alma que vive donde muere 
como el troll de los cuentos que los niños temen, 
el troll con síndrome de abstinencia. 
El troll sin sentimientos que grita por que le han quitado el paraíso 
y la oportunidad de sonrisa. 

La soledad de la herida sin cicatriz, 
la herida abierta que no sana, que no cesa. 
Que espera a la cicatriz como yo te espero cada noche en la estación que es mi soledad desde que te fuiste. 
Y ninguna de las dos recibimos nada. 
Y nos abrazamos, y ahora la herida es mi mejor amiga. 

La soledad se ha colado en casa y ha arrasado con todo, 
excepto conmigo.
Ha sentido clemencia, se ha sentado a mi lado y me ha abrazado. 
Me ha dicho que ella estará conmigo mientras espere sentada a que la esperanza vuelva a venir. 

La amistad es lo mas grande del mundo, soledad y herida siempre me acompañan en el vacío que tú, esperanza y cicatriz nos habéis dejado. 
Y choco de frente con tu ausencia 
y el golpe no es tan duro como el dolor que siento al no encontrarte donde no estas. 

Herida y soledad me han acurrucado en la cama y me han dicho que te olvide. 
Pero no puedo. 
Este vacío en el pecho, como un agujero negro que como un remolino se lleva cada recuerdo que tengo de ti y estoy empezando a olvidar tu mirada los domingos por la mañana. 
Y eso es lo único que me queda para mantener con vida el recuerdo de lo que amaba de mi cuando estabas conmigo. 

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