A ti.
A ti que te estoy mirando sin abrir los ojos,
y con el alma de par en par.
A ti que tienes humo en el corazón,
que ardes y no es fuego lo que hay dentro.
A ti que sonríes y escondes los dientes,
que te sangran las encías y adoptan el color de tus ojeras.
A ti que floreces cuando lloras,
que te salen matorrales cada vez que estornudas y creas bosques donde esconderme.
A ti, fiel compañero, a ti, que duermes en mi estómago
y que todos los mediocres te llaman mariposa.
A ti que bebes vino para luego decirme que está horrible
y que mejor te de a probar de mi.
A ti que me conoces como mujer, revolución, y alas.
Que sabes que vuelo sin bragas
y que coges trenes sin billetes
para escapar de mis visitas.
A ti que te quiero
y que aprovechas para irte cada vez que no miro.
A ti que te pierdo de vista,
de tacto y de vida.
A ti que cada vez que me despisto me dejas,
que cada vez que cierro los ojos
me dices que mi resignación significa perder.
A ti que te marchas, a ti que no te quedas.
A ti que me miras inocente,
que me sueñas descarado,
que me observas ausente,
que poco a poco te vas distanciando.
A ti que te quiero,
a ti que tu a mi no.
A ti que eres rojo,
que eres fuerza, que eres despedida.
A ti que te has ido.
A ti para que vuelvas.
A ti.
A ti.
A ti.
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