En Jerez de la Frontera

Desearía que dependiera de mi.
Poder coger tu mano, llevarla a mi pecho,
y que sin tener que decirte nada
tuvieras el poder de agarrarme el corazón.

Desearía que lo sacaras,
que te lo llevaras en el bolsillo a tu casa,
que lo guardaras en una caja,
y que cada día lo observaras.

Desearía que, con mucha paciencia,
lo pintaras con cuidado,
arreglases sus tornillos, sacases las astillas,
y lo dejases secar al sol en tu patio.

Que con muchísimo cuidado esperases,
esperases a que estuviese listo para sonreír
y tomar una decisión sin dudar, sin tener que huír.

Tu te lo llevaste contigo,
descubriste que mi corazón era tuyo
mucho antes de que yo notara su ausencia
en otras almas.

El día que lo busqué entre las cosas de mi pesado pasado
y no lo encontré,
nunca me paré a pensar que estaba
donde estaba mi vida entera,
en Jerez de la Frontera.

Mi amor, te elegí antes de conocerte,
te elegí antes de conocerme.
Mi corazón huyo a refugiarse donde la oscuridad no llegaba.
Y allí, donde lloraba mi piel rota,
mi cavidad torácica descubrió un 
alma restaurada.







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